Todo parecía tan normal, que faltaba emotividad en cada palabra, y ella me dijo: Te voy a enviar la foto...Ha nacido mi sobrino!!!!
Vi la foto y quede temblando...
Somos tan pequeños, tan frágiles, tan insulsos ante la vida. Que parece que vamos avanzando con los ojos cerrados.
Ves gente morir y niños nacer y es tan corto, tan diminuto el hilo del que pende, que se rompe y no nos damos cuenta.
Me avergüenza a veces; la frialdad con la que respondemos, el poco entusiasmo con el que saludamos y la poca voluntad que tenemos al no mirar a los ojos cuando alguien nos habla.
La soberbia nos envuelve, nos acaricia la sonrisa y olvidamos los detalles, esos que hacen importante cada momento.
Sentir el viento que estremece, la palabra que enloquece, la voz que no te olvida (aunque pueda parecerlo), el ser que te da amor incondicional...
Somos vulnerables por naturaleza, ególatras para protegernos, egoístas por herencia.
Pero hay un milagro en todo esto, que es capaz de sorprenderme una y otra vez, que llena de nostalgia cualquier instante, que hace que olvidemos aquella palabra altisonante...
Apreciar lo que es el mundo, no desperdiciar ningún segundo y ser libres para vivir todos los días, el milagro de estar vivos...
jueves, 15 de abril de 2010
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